La economía española empieza a mostrar signos de recuperación: el aumento de las exportaciones, el saldo positivo de la Balanza por Cuenta Corriente y la disminución de los costes laborales, están permitiendo reducir los costes de financiación de las AA.PP.
Sin embargo, el crecimiento de la deuda pública, el aumento del gasto en pensiones y la elevada tasa de paro, entre otras debilidades, exigen un mayor impulso reformista en los PGE 2014.
El déficit público previsto para 2014 es demasiado elevado. Durante los últimos ejercicios presupuestarios, el Estado ha alcanzado sus objetivos de ingreso y ha incumplido sistemáticamente sus objetivos de gasto. Es necesario reducir rápidamente el déficit primario y profundizar en la reforma estructural de las AA.PP.
El actual diseño del sistema tributario y la elevada presión fiscal no se ha traducido en un aumento de la recaudación tributaria y ha frenado la recuperación económica. Conviene reducir los tipos impositivos de los impuestos directos y de las cotizaciones sociales, ensanchar las bases imponibles, aumentar la lucha contra el fraude y reasignar los tipos impositivos del IVA.
La elevada tasa de paro y su persistencia en el tiempo condicionan negativamente el gasto en desempleo por lo que habría que profundizar en la reforma laboral para impulsar la creación de empleo. Reducir a tres el número de contratos laborales, establecer un contrato a tiempo parcial más flexible y adoptar medidas específicas para promover el empleo juvenil, son algunas de las medidas que se proponen.
Los menores ingresos de la Seguridad Social obligan a financiar el sistema de pensiones utilizando el Fondo de Reserva. De continuar este ritmo de trasvase (9.743 millones de euros en 2014) podemos prever que en cinco años el fondo puede desaparecer. Las reformas paramétricas, aunque pueden contribuir a la sostenibilidad de las pensiones, garantizan éstas, pero no su importe y retrasan la solución del problema. Es necesaria una reforma estructural basada en un sistema mixto de reparto y capitalización.
Hay que mejorar el clima para hacer negocios en España e impulsar el crecimiento del tamaño de las empresas españolas. Para ello, es necesario favorecer el emprendimiento, eliminar trabas burocráticas, fiscales, laborales y la inseguridad jurídica. Además, mejorar los mecanismos de financiación de las empresas y realizar un mayor esfuerzo en educación e innovación.